Estados Unidos aspiraba a regresar a la Luna 50 años después con una misión privada. Ha fracasado

Estados Unidos aspiraba a regresar a la Luna 50 años después con una misión privada. Ha fracasado

A pesar de un lanzamiento impecable a bordo del cohete Vulcan Centaur, el módulo lunar Peregrine de la empresa estadounidense Astrobotic se encuentra en serios problemas. Tras perder una cantidad crítica de combustible, Astrobotic descarta seguir con la misión original y estudia posibles alternativas.

United Launch Alliance (ULA) lanzó anoche por primera vez su nuevo cohete Vulcan Centaur. El lanzamiento fue un éxito rotundo y tanto los motores de metano BE-4, fabricados por Blue Origin, como la segunda etapa del cohete, basada en la del Atlas V, funcionaron a la perfección.

El lanzamiento marcaría el regreso de Estados Unidos a la superficie de la Luna, algo que no ocurría desde la misión Apolo 17 en 1972. El módulo lunar Peregrine, diseñado y operado por la empresa privada Astrobotic, había sido elegido para llevar las primeras cargas comerciales a la Luna del programa Commercial Lunar Payload Services (CLPS) de la NASA.

Y aunque el Peregrine fue lanzado con éxito en la trayectoria esperada, aún enfrentaba un largo camino antes de su alunizaje previsto para el 23 de febrero. No parece que ese alunizaje vaya a ser posible a la luz de los últimos sucesos.

Un fallo de propulsión condena al módulo lunar Peregrine

Al cabo de su lanzamiento, Peregrine empezó a comunicarse con la red de antenas del espacio profundo de la NASA con normalidad. Sin embargo, siete horas después, Astrobotic publicó que el módulo había sufrido algún tipo de anomalía que había desestabilizado su órbita.

Los paneles solares del módulo lunar no estaban apuntando al Sol, lo que lo dejaría sin energía de un momento a otro.

Hora y media después, el equipo de Astrobotic explicó que la causa más probable de la anomalía era un fallo de propulsión. De confirmarse, complicaría el aterrizaje suave en la Luna.

Astrobotic improvisó una maniobra para reorientar los paneles solares de Peregrine hacia el Sol y, después de una pérdida de comunicaciones esperada, el módulo empezó a cargar sus baterías y a comunicarse  de nuevo con los controladores de tierra.

Sin embargo, tras analizar el alcance del fallo en el sistema de propulsión, Astrobotic comunicó una pérdida de propelentes crítica que mandaba al traste la misión principal. La empresa analiza ahora posibles trayectorias alternativas con el combustible restante, pero no sabe si podrá estabilizar la pérdida.

La NASA, por su parte, adquirió un tono fúnebre en sus comunicaciones: “Cada éxito y cada revés son oportunidades para aprender y crecer”, dijo Joel Kearns, de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA. “Aprovecharemos esta lección para impulsar nuestros esfuerzos de avanzar en la ciencia, la exploración y el desarrollo comercial de la Luna”.

Como parte de la misión CLPS-1, Peregrine lleva a bordo nueve instrumentos de la NASA, entre ellos varios espectrómetros para estudiar el regolito lunar y la radiación en en el satélite, además de otras cargas comerciales como una cápsula del tiempo de la fundación Arch y una placa con la clave privada de 1 bitcoin.

La Luna no tendrá que esperar mucho para recibir otras visitas estadounidenses. Se espera que la misión CLPS-2 parta a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX en febrero. El módulo lunar correrá a cargo de la empresa Intuitive Machines.

Imagen | ULA

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Matías S. Zavia

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