Google ha consagrado a Málaga como una de las ciudades más excitantes de Europa. Pero tiene sus costes ocultos

Google ha consagrado a Málaga como una de las ciudades más excitantes de Europa. Pero tiene sus costes ocultos

Málaga es sexi. Su entorno y gastronomía, el clima mediterráneo, la oferta de servicios y cultural y sobre todo la imagen que ha sabido proyectar más allá de sus fronteras parecen haber seducido al sector tech, con un buen número de empresas que a lo largo de los últimos años han decidido echar amarras en la Costa del Sol. El caso más reciente y desde luego notable es el de Google, que acaba de inaugurar allí su nuevo Safety Engineering Center (GSEC), pero los de Mountain View no son los primeros en dejarse cautivar por los encantos malagueños. La lista es extensa. Lo suficiente como para que el Ayuntamiento la haya publicitado con orgullo.

Problema: esa lista no le ha salido gratis a Málaga. El “boom” del que ya hablan algunos medios, combinado con el perfil turístico de la Costa del Sol y las tensiones en el mercado inmobiliario, ha dejado una factura poco agradable en la ciudad. Hay quien ya advierte incluso de una “gentrificación a gran escala”.

Bienvenido, Mr. Google. Por tamaño, importancia y repercusión mediática Google es probablemente el “fichaje” más icónico del que puede presumir Málaga. La multinacional acaba de inaugurar allí su nuevo y flamante Safety Engineering Center (GSEC), un ambicioso centro de 2.500 metros cuadrados situado en pleno Paseo de la Farola que puede presumir además de ser el primer centro de ciberseguridad de la firma en España y el más importante de Europa.

Que los de Sundar Pichai hayan decidido instalarse en la metrópoli andaluza se explica en gran medida con un nombre propio: VirusTotal, la startup malagueña que Google compró en 2012, ocho años después de su lanzamiento. Su rol ha sido clave para atraer a Google al sur peninsular y ayuda a entender también en gran medida el crecimiento del sector tecnológico en la urbe andaluza.

Suma y sigue de empresas. Quizás sea la más visibles, pero Google no es la primera ni la única que ha cedido a los atractivos de la Costa del Sol. NTT Data, Oracle, Hitachi, Vodafone o Capgemini, entre otras firmas tecnológicas, ya se han instalado en Málaga o han avanzado sus planes de hacerlo. Todas desembarcan por supuesto con sus respectivas inversiones, movimiento de empleados y captación de talento. Cuando Oracle estrenó por todo lo alto su Innovation Hub de España allí, en tierras malagueñas, se hablaba de que sumaba en el Málaga TechPark (PTA) una plantilla de más de 600 técnicos de 23 nacionalidades distintas.

Ese desembarco de empresas tech se ha dejado sentir más allá del tejido industrial. Coincidiendo con los planes de despliegue de Google y el cada vez mayor interés de la industria, la Universidad de Málaga (UMA) ha movido ficha para dotarse este curso de un nuevo Grado en Ciberseguridad e Inteligencia Artificial.

Captando firmas… y sacando pecho. Si de algo puede presumir Málaga es de haber sabido proyectar una imagen lo suficientemente sexi como para despertar el interés de grandes multinacionales. Y como ya se sabe que ‘dinero llama a dinero’, sus autoridades no han dudado en hacer alarde del ecosistema que parece haber arraigado en la ciudad. En enero su edil de Promoción, Rosa Sánchez, presentaba un informe de la Oficina del Inversor que mostraba que en 2022 una treintena de empresas habían elegido Málaga para establecer sus sedes con 2.767 empleos.

Según sus cuentas, desde 2019 la metrópoli había captado 72 empresas internacionales, lo que en términos laborales se traducía —aseguraba el informe— en cerca de 6.500 puestos de trabajo. Si se baja al detalle se aprecia que había 21 empresas de software, 10 de consultoría y ocho de telecomunicaciones. Su peso en el balance global supera con creces al de sectores como el inversor o inmobiliario. Eso no significa que no le vaya bien en otros ámbitos: en 2022 el banco Santander presentaba un centro tecnológico en el que preveía dar trabajo a 700 personas.

La receta del “equilibrio”. “En Málaga contamos con una ventaja que es el clima, la gastronomía, la cultura y la calidad de vida. Creo que al final la mayoría de empresas y empleados valoran ese equilibrio entre vida personal y profesional”, celebraba Sánchez. En su discurso la concejala habló también de teletrabajo, otra de las grandes apuestas de la ciudad, que ha sabido leer los cambios derivados de la pandemia y posicionarse para “pescar” en las aguas de los nómadas digitales.

Hace poco Savills PLC publicó un informe en el que situaba a Málaga como la segunda urbe más atractiva del mundo para los ejecutivos que trabajan en remoto atendiendo a factores como la calidad de la Red, nivel de vida, transporte, clima y el coste de la vivienda. En el ranking la aventajaba Dubái, pero la urbe andaluza se situaba por delante de Miami, Abu Dhabi, Barcelona, Palma o Lisboa, otra de las capitales europeas que ha apostado por el sector y ocupaba el quinto puesto.

Ciudad tecnológica, ciudad turística. El sector tecnológico no el único por el que ha apostado Málaga, que desde hace décadas despliega también una estrategia encaminada hacia otros dos frentes, en gran medida complementarios: la cultura y el turismo. La ciudad ha abierto museos tan importantes como el Pompidou o el Thyssen y ha intentado —con resultados no siempre positivos pero que muestran al menos dónde centran el tiro sus administraciones— convertirse en capital europea de la Innovación y la Juventud, además de sede de la Expo 2027.

Su fórmula infalible de sol, playa, patrimonio y gastronomía convierte además a Málaga una ciudad eminentemente turística: en 2022 logró una cifra casi récord, con 12,8 millones de visitantes que dejaron una facturación en el sector de más de 17.000 millones de euros, un volumen de ingresos nunca antes alcanzado.

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Comparativa del precio de compra en el mercado residencial elaborada por Fotocasa.

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Comparativa de Fotocasa sobre el precio del alquiler de las ciudades andaluzas.

Un (difícil) juego de equilibrios. Los esfuerzos por captar grandes tecnológicas, startups, nómadas digitales y viajeros han dejado riqueza en la ciudad, pero tienen también su contraparte. No hay éxito gratis. Y Málaga no es la excepción. En la ciudad andaluza el desembarco de profesionales tecnológicos, directivos y turistas ha llegado acompañado de un fenómeno mucho menos atractivo para sus vecinos: el encarecimiento de la vivienda.

A principios de noviembre Pisos.com publicó un informe sobre mercado inmobiliario que muestra que Málaga es una de las capitales de provincia en las que más se encareció el precio de la vivienda en el último año. Su coste subió un 18,94% con respecto a octubre de 2022, un alza solo superado por Santa Cruz de Tenerife (19,22%) y que se sitúa muy por encima del encarecimiento medio de la vivienda en España, que el portal inmobiliario cifraba en un 8,31%.

No es el único estudio que apunta en esa dirección. Un mes antes la misma empresa lanzó otro dossier, sobre el precio de la vivienda de segunda mano, que mostraba que las capitales con mayores incrementos a lo largo del último año han sido Santa Cruz de Tenerife (18,54%) y Málaga (15,67%). En ambos casos la urbe andaluza no se cuela en el TOP 5 de la vivienda más cara en €/m2, un “podio” presidido por Donosti y Madrid; pero sí en el de las subidas interanuales.

Escalada de precios. Los datos oficiales sobre tasación de viviendas del Gobierno muestran que comprar hoy en Málaga un apartamento con menos de cinco años exige desembolsar 2.777 euros por metro cuadrado (€/m2). Hace un año eran 2.582, en 2021 exigía 2.302 y en 2020 la tasación era de 2.084 €/m2. La subida por supuesto no es exclusiva de la ciudad andaluza y sus precios tampoco son los más elevados del mapa español, pero la tendencia de Málaga sí ha destacado en algunos informes inmobiliarios de los últimos años.

En 2022 el estudio Global Residential Cities Index de Knight Frank situaba a Málaga como la ciudad en la que más se había encarecido la vivienda, con un alza interanual del 9,8% durante el primer trimestre del año, y hace solo unas semanas Fotocasa desvelaba que la urbe andaluza ha alcanzado “un récord” en el coste de la vivienda de segunda mano con un “nivel máximo histórico”: en octubre marcaba un precio máximo de venta de 3.189 €/m2 tras una subida interanual del 14,6%.

“Esta situación no es excepcional, ya que se lleva repitiendo desde el inicio de 2023, donde Málaga Capital ha marcado récords históricos de precio cada mensualidad a lo largo del año”, concluye el portal inmobiliario.

De los datos, al testimonio. No todo son cifras. El Observatorio de Medio Ambiente Urbano, un organismo dependiente del Ayuntamiento, se ha mostrado crítico con la situación del mercado inmobiliario de la ciudad y dejaba un aviso a navegantes en su dossier del segundo trimestre de 2022: “El continuo aumento de los precios de la vivienda, tanto en compra como en alquiler” deriva en “el traslado de un número considerable de población residente hacia el área metropolitana de Málaga”. En otras palabras, advierte de una “gentrificación a gran escala”.

El fenómeno es lo suficientemente llamativo como para haber captado el interés del diario francés Le Monde, que le dedicó un reportaje que acompañaba de una frase tan lapidaria como sugerente: Picasso “ya no reconocería su ciudad natal”.

Destino tech, turístico… y de inversión inmobiliaria. “Málaga se ha convertido en un destino de inversión en vivienda para promotores de toda España, Europa y alguno de América Latina. Esta vez no está tan destinada a la compraventa como en 2008, sino que es una burbuja del alquiler”, explicaba en verano a El Confidencial Ricardo Urrestarazu, profesor de la UMA. El informe de precios de arrendamiento publicado en noviembre por el portal Idealista muestra un coste medio de 13,3 €/m2 tras acumular un alza interanual del 15,2%, muy por encima de la media estatal, que se situó en el 9,2%, o la andaluza, del 11,4 %.

Importante, pero no nuevo. Málaga no es la primera metrópoli que experimenta en sus carnes calles qué implica convertirse en un polo empresarial y tecnológico. Probablemente uno de los mayores exponentes del mundo es Silicon Valley, donde los precios de la vivienda han escalado a cotas tan elevadas que hay trabajadores que optan por “cápsulas para dormir” —similares a las que se usan desde hace años en Japón— mientras intentan abrirse paso en la industria.

En San Francisco el despliegue de millones de dólares generado por la industria tampoco ha convencido a todos los habitantes, que hace años veían cómo llegaban a pagarse un promedio de 3.500 dólares por apartamentos de un solo cuarto.

Uno de los casos más curiosos lo dejó sin embargo Nueva York en 2019, cuando Amazon planteó construir sus segundas oficinas centrales en Long Island. Aunque la multinacional aseguraba que generaría miles de empleos, el proyecto no salió adelante por la oposición de parte de la clase política y ciudadana. Al margen de los incentivos fiscales, se temía un encarecimiento de precios, incluida la vivienda.

Imágenes: David Becker (Unsplash) y Fotocasa.com

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La noticia

Google ha consagrado a Málaga como una de las ciudades más excitantes de Europa. Pero tiene sus costes ocultos

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Xataka

por
Carlos Prego

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