Esta desalinizadora “made in Málaga” quiere atajar la sequía e impulsar el hidrógeno verde. Su arma: el sol

Esta desalinizadora

Andalucía tiene sol, mucho sol. Y mar, mucho mar, una extensa franja de Mediterráneo y Atlántico que se extiende a lo largo de 853 kilómetros de litoral. También necesita agua dulce, una realidad muy presente en tiempos de sequía. Un grupo de jóvenes ingenieros malagueños ha decidido meter todos esos factores en una coctelera y crear un dispositivo que ya les ha valido un premio internacional y el interés de industria y medios. Su invento, ADSOL, es una planta desaladora flotante que se alimenta de energía solar y presume de alcanzar un nivel de eficiencia notable sin apenas generar residuos de salmuera.

No solo eso. Sus creadores aseguran que ADSOL puede ser interesante en otro frente igual de crucial para el futuro: la generación de hidrógeno verde.

¿Qué es eso de ADSOL? Una planta desaladora. Una especial, eso sí. Básicamente es un dispositivo flotante que funciona con energía solar y está pensado para la desalinización y condensación de agua. Cada uno incorpora una estructura cónica —en forma de pirámide invertida—, colectores para la radiación solar, una estructura para la filtración y canalizaciones. Gracias a su diseño puede captar agua, calentarla hasta que se condense y recoger las gotas desalinizadas.

Las diferentes estructuras modulares flotantes integran a su vez 48 módulos y ocupan un área de unos 16 m2. Justo en el centro de la base se sitúa el sistema de condensación y desalinización, que va unido a una plataforma flotante que permite que el dispositivo pueda usarse en instalaciones offshore. Sus creadores aseguran que su diseño permite obtener más cantidad de agua que los sistemas solar still tradicionales que también se aprovechan el calor del sol y suelen ofrecer una producción de entre uno y cuatro litros de agua por cada metro cuadrado.

¿Y en qué se diferencia? Aunque durante los últimos años se han planteado alternativas basadas en la diálisis o incluso campos magnéticos, probablemente la tecnología de desalinización más común es la de osmosis inversa. Su dinámica es bastante sencilla: se bombea agua salada a través de una serie de membranas concéntricas de filtrado a alta presión para, de esa forma, eliminar partículas.

El problema es que el proceso presenta algunos hándicaps importantes. No consigue eliminar todos los residuos del líquido y su factura energética es elevada. Los creadores de ADSOL han querido desarrollar un nuevo método más eficiente y que sea capaz además de competir con otras alternativas para desalinizar líquidos, como la nanofiltración, los hidratos gaseosos o la destilación solar tradicional.

Pero… ¿Cuál es su estrategia? Lo que busca ADSOL es generar “agua de alta pureza” mediante destilación solar controlando las acumulaciones de salmuera. La última idea es importante: los desechos con altas concentraciones de sal y residuos son uno de los grandes quebraderos de cabeza de los sistemas de desalinización.

Para lograrlo ADSOL presume de varias ventajas, como una tecnología que le permite captar y concentrar la radiación solar para la destilación del agua salada y  modular la temperatura del sistema. Lo primero le ayuda a evitar bombeos de alta presión, con el consiguiente ahorro en el consumo de energía; lo segundo, regular el vertido de salmuera y minimizar así el impacto ambiental de su trabajo.

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Adsol

¿Qué dicen sus creadores? “El objetivo principal del proyecto ADSOL es desarrollar una unidad básica de desalinización mediante energía solar a partir de sistemas modulares que permitan su acoplamiento a estructuras preexistentes —abundan sus creadores—. La suma de un conjunto de estos elementos modulares formaría una planta desaladora solar flotante, que estaría fundamentada en la destilación mediante energía solar y la minimización de residuos salinos”.

¿Manejan cifras? Algunas, sí. Aseguran que el consumo de energía se reduce alrededor de un 83% con respecto a los sistemas de osmosis inversa y la calidad del agua mejora de forma notable. Todo con un recorte considerable de la factura. Los responsables de ADSOL estiman que los costes operativos de su sistema se reducen un 47%, cifra que se explica en parte por los gastos que se ven obligados a asumir otras tecnologías: los sistema de osmosis inversa, por ejemplo, incorporan membranas de filtrado que deben reponerse cada cierto tiempo.

¿Útil para el hidrógeno? A eso aspiran sus creadores, que plantean las posibilidades que abriría sumar fuerzas con el sector eólico y sacar aún mayor partido de sus plantas flotantes. “Tras tres años de desarrollo y protección de la tecnología, encontramos una oportunidad de colaborar con empresas líderes en aerogeneradores marinos —reflexionan—. Juntos, podríamos liderar un proyecto para la generación de hidrógeno verde a partir de nuestra agua purificada y energía eólica, uniendo fuerzas para impulsar una solución todavía más sostenible que optimizase los rendimientos de la producción de energía renovable offshore”.

No es una propuesta lanzada al aire. El equipo asegura que al no ser capaz de eliminar todos los residuos sólidos del agua e incurrir en un elevado consumo energético, la osmosis pierde atractivo para la producción de hidrógeno.

Tech2ocean

¿Y ahora, qué? El proyecto nació en 2019 y en cuestión de cuatro años ha logrado captar la atención de empresas e instituciones, como el Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (EIT). El equipo ha registrado su patente tanto a nivel nacional como internacional y afronta ahora la fase de optimización y pruebas para avanzar hacia un piloto real. “Hay nueve niveles y estamos en el tres. La idea está validad a nivel teórico. Ahora estamos entrando en una fase de testeo real, saliendo del laboratorio y probando el producto en un entorno real para validar la tecnología”, explica a The Objetive el CEO de ADSOL, Ignacio Colombo.

Los ingenieros miran ya al potencial que su sistema podría tener en diferentes ámbitos, como las firmas agrícolas que necesitan acceso a fuentes fiables para el riego o del sector manufacturero o petroquímico necesitadas de agua. Su foco se ha centrado también en comunidades y empresas especializadas en las energías renovables, incluidas las enfocadas hacia la generación de hidrógeno verde.

¿Quiénes están detrás? Una de las grandes señas de identidad de ADSOL es que detrás tiene talento nacional. En julio La Opinión de Málaga precisaba que el equipo lo formaban seis estudiantes y un director de la universidad malagueña. De hecho la institución se hacía eco hace un mes de cómo ADSOL había logrado ganar el certamen ClimateLaunchpad. Su dispositivo les ha valido también el galardón Green Manufacturing Ward, otorgado por la EIT Manufacturing.

 The Objetive precisa que ha logrado además captar el interés de media docena de entidades, entre ellas una empresa israelí. No está mal para una idea que surgió en 2019, como sus mismos responsables reconoce, con el propósito de resolver la escasez de agua en Andalucía con una estrategia renovable: energía solar.

Imágenes: ADSOL Tech

En Xataka: La desalinización siempre ha sido la gran promesa contra la sequía y a la vez demasiado cara. Hasta ahora


La noticia

Esta desalinizadora “made in Málaga” quiere atajar la sequía e impulsar el hidrógeno verde. Su arma: el sol

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Xataka

por
Carlos Prego

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