Todos los países tienen sus particulares “sincebollismo o concebollismo”. Este mapa ilustra cada uno
Nunca una hortaliza hizo tantos enemigos. Y aliados. En España hay muchas formas de granjearse enemistades: hablar de fútbol, política, historia, si es mejor pasar las vacaciones en la playa o el campo, si la piña mejora o arruina las pizzas, los ingredientes de una paella… Llega con lanzar el comentario (in)adecuado en el momento y ante la persona (in)adecuados para que una simple observación derive en discusión y esta pase a convertirse en furibunda tormenta dialéctica de barra de bar. Con permiso del fútbol, pocos temas hay sin embargo tan espinosos, tan enconadamente polarizantes, como si las tortillas deben llevar o no cebolla.
España es un país de cebollistas y sincebollistas.
Esa es la diatriba por excelencia, la filiación definitiva.
Lo sabemos nosotros. Y lo sabe Atlasova, un apasionado de los mapas que se dedica a elaborar planos sobre temas tan diversos como en qué países es seguro beber agua del grifo, el tamaño real de la Amazonía, de qué forma se pronuncian determinadas palabras o cómo varían los colores de los coches de policía.
Cuando la mesa enfronta más de lo que une
En 2021 Atlasova decidió diseñar el que probablemente haya sido el más “polémico” de sus mapas: un plano de buena parte de Europa que recoge cuáles son los temas random que dividen de forma fulminante a los habitantes de cada nación. El plano —explica su autor a Xataka— lo trazó basándose en discusiones de Reddit y comentarios de sus propios seguidores, por lo que se apoya más en la conversación de cada nación y las experiencias de sus usuarios que en un estudio objetivo. El resultado es sin embargo tan sorprendente como hilarante.
Y certero, al menos en España, donde concluye que el tema por excelencia que rompe familias en las sobremesas y amistades en la barra del bar es “el gran debate de la tortilla”. Nada sorprendente para quienes ya vivimos en estas tierras. Sí lo es qué plantea para el resto de nuestros vecinos del viejo continente. La discusión no es muy distinta por ejemplo al otro lado de la Raya, en Portugal, si bien allí a los bandos no los define su mayor o menor amor hacia la cebolla en la tortilla, sino qué cerveza es mejor pedir cuando se sale de fiesta: Sagres o Super Bock.
España y Portugal no son los únicos a los que parece gustarles discutir por la pitanza. En Italia el debate gira en torno a si en Navidad debe servirse pandoro o panettone, en Alemania se discute cómo debe prepararse una ensalada de patata, en Países Bajos e Islandia no se ponen de acuerdo sobre el nombre de las patatas fritas y las tostadoras, respectivamente, y en Noruega sobre si la soda que se sirve durante la Navidad debe tener un tono marrón o tirando a rojizo.
La mesa da aún para algunas discusiones más.
En el norte de Reino Unido parecen no tener claro cuál es la mejor salsa para acompañar un plato de fish and chips y en Suecia lo que caldea las discusiones es de qué lado debe untarse la mantequilla en las rebanadas de knäckebröd, un pan de centeno horneado, aplanado y endurecido que es típico de Escandinavia. Algo parecido ocurre en Ucrania: allí lo que rompe el consenso entre amigos es si el borsch, una sopa típica del país, mejora con un poco de crema smetana.
Algo similar ocurre en Polonia, donde “la fruta de la discordia” es la uva pasa. Sobre todo cuando anda de por medio el sernik, una tarta de queso cremosa, suave y típica de la repostería del país, pero que todavía no ha logrado concitar consenso sobre qué ingredientes debe llevar y cuáles dejar fuera. Si en España ese dilema lo tenemos con la tortilla y la cebolla, allí lo protagonizan las pasas y esta popular torta cremosa de queso. Lo mismo en Turquía, donde no hay dudas sobre lo bueno que está un buen plato de menemen, una receta tradicional que lleva huevos, tomate, pimiento y especias, pero sí sobre si debe añadírsele cebolla.
Aunque la cocina pueda ser el gran foco de discordias, no todos los debates nacionales giran en torno a ingredientes, bebidas o la mejor manera de servir un plato. Hay latitudes en las que las discusiones parecen pivotar sobre temas que poco tienen que ver con los fogones. Ejemplo curioso es el de Francia. Allí —según Atlasova— lo que enciende las discusiones es dónde se sitúa exactamente el Mont Saint-Michel, una comuna y pueblo tan diminuto como fascinante que se ha levantado sobre una isla del estuario del río Couesnon, en Normandía.
La cosa es aún más hilarante entre los rumanos, que parecen no ponerse de acuerdo a la hora de llamar a las zapatillas de andar por casa: ¿papuci o slapi? En tierras nórdicas la gran duda está entre las palabras vihta o vasta, en las irlandesas sobre la pronunciación de “scone”, un panecillo originario de Escocia, o dónde debe guardarse el tostador y en Letonia la forma de pronunciar “noviembre”.
Si discutir es gratis…
…Sobre todo si se está sentado a la mesa o entre fogones.
Imágenes: @atlasova.world
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La noticia
Todos los países tienen sus particulares “sincebollismo o concebollismo”. Este mapa ilustra cada uno
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Carlos Prego
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