Siempre habíamos pensado que debíamos la vida al oxígeno. Ahora quizá también a su ausencia

Siempre habíamos pensado que debíamos la vida al oxígeno. Ahora quizá también a su ausencia

Varias decenas de millones de años antes de la llamada expansión cámbrica, la Tierra vivió un adelanto, la menos conocida explosión de Avalon. Hasta ahora los científicos creían que lo que permitió que la vida se abriera camino fue el oxígeno. Ahora tienen que replantearse esta idea.

Los primeros 2.000 millones de años de vida en la Tierra estuvieron dominados por los organismos unicelulares. Algo ocurrió después. La vida comenzó a hacerse más compleja y comenzaron a surgir organismos pluricelulares como las esponjas.

Durante las últimas siete décadas, el consenso científico se ha basado en la idea de que hace entre aproximadamente 685 y 800 millones de años comenzaron a aparecer los primeros organismos pluricelulares gracias a un cambio relevante en nuestro planeta: un aumento en los niveles de oxígeno.

Esta época de incremento en el nivel de oxígeno habría sido la que habría sentado las bases de la primera expansión de la vida en la Tierra, la explosión de Avalon, ocurrida hace unos 575 millones de años, unos 30 millones de años antes que la expansión cámbrica, la que sentó las bases de la vida tal y como la conocemos.

La expansión de Avalon habría tenido un gran impacto también sobre la vida animal. Los animales bilaterales (grupo que incluye la mayoría de los animales, desde anélidos hasta mamíferos, pasando por moluscos o insectos) habría evolucionado en este periodo. Pero esta revolución no habría sido posible sin la aparición de los primeros organismos pluricelulares en los periodos geológicos anteriores. Y esto, según lo que se creía saber hasta ahora, sólo fue posible gracias a un aumento en los niveles de oxígeno en las aguas de la Tierra.

Un equipo internacional de investigadores acaba de encontrar un problema con esta narrativa, y es que, tras realizar un análisis geológico con rocas de la época no encontraron ni rastro de este supuesto aumento en los niveles de oxígeno. Ahora la cuestión sobre qué indujo esta explosión de vida ha quedado reabierta.

“Nuestras medidas proveen una buena imagen de cuáles eran las concentraciones medias de oxígeno en los océanos del mundo en aquella época. Y es aparente para nosotros que no hubo un gran incremento en la cantidad de oxígeno cuando la fauna más evolucionada comenzó a evolucionar y dominar la Tierra. De hecho, hubo algo así como una leve reducción”, señala Christian J. Bjerrum, uno de los autores del nuevo estudio.

Para su estudio, Bjerrum y el resto del equipo estudiaron rocas sedimentarias procedentes de la cordillera montañosa situada en el norte de Omán. Estudiando los estratos de sedimentos correspondientes a la época, concretamente fijándose en  los isótopos de talio y uranio, comprobaron que el lecho marino de la época no contenía tanto oxígeno como cabría esperar.

El estudio también incorporó muestras correspondientes a la época extraídas en otros lugares, concretamente en las montañas Mackenzie de Canadá y en la garganta del Yangtze, en China.

Pero entonces, si no fue la abundancia de oxígeno lo que sentó las bases de la primera gran expansión de la vida, ¿qué es lo que pasó? No es posible saberlo por ahora, el equipo responsable del estudio tiene una hipótesis: si no fue la abundancia, quizá fue la falta.

“Es interesante que la explosión de organismos multicelulares ocurra en un tiempo con bajas concentraciones de oxígeno atmosférico y oceánico. Eso indica que los organismos se beneficiaban de niveles más bajos de oxígeno y fueron capaces de desarrollarse en paz, puesto que la química del agua protegía sus células madre de forma natural.”

Bjerrum se refiere a un fenómeno observado en el contexto de la investigación de algunos cánceres. Según explica, unos niveles bajos de oxígeno permiten mantener a las células madre bajo control hasta que llega el momento de su conversión a una célula especializada o madura. Según esta hipótesis, la falta de oxígeno ralentizaría el proceso de maduración, reduciendo el número de mutaciones de la célula y permitiendo así un desarrollo más lento pero seguro.

La vinculación entre oxígeno y vida tal y como la concebimos es innegable. Tanto que la idea de que la falta de oxígeno pudiera sentar las bases de la vida presente en la Tierra resulta contraintuitiva. Sin embargo es muy poco lo que sabemos sobre los inicios de la vida y las condiciones geoquímicas de nuestro planeta hace cientos de miles de millones de años. Lo que sí sabemos es que las pistas para descifrar el enigma están escritas en piedra.

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Imagen | Albert Kok


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Pablo Martínez-Juarez

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