Hemos hundido una montaña de carbonato cálcico en la costa catalana. Y tiene todo el sentido del mundo

Hemos hundido una montaña de carbonato cálcico en la costa catalana. Y tiene todo el sentido del mundo

Las consecuencias del calentamiento global comienzan a hacerse ver: España se desertiza, y el Mediterráneo entra en temperaturas nunca vistas en toda la historia de la que tenemos registros. Y si a eso último sumamos la sobrepesca y la contaminación entendemos cómo la vida marina tiene que añadirse a la lista de principales perjudicadas.

Y es con eso presente que BMW culmina un proyecto en la costa catalana para tratar de preservar al máximo la vida marina del Mediterráneo. La marca nos ha invitado para asistir a los últimos pasos para crear y balizar un biotopo o arrecife creado a partir de carbonato cálcico y hundido en el mar.

Un arrecife para llenar de vida el Mediterráneo

Todo se ha preparado en la costa de Torredembarra, a unos 50 kilómetros al suroeste de Barcelona. El fondo marino de esa costa se compone de un 99% de arena, algo que impide que la biosfera del mar se desarrolle como ocurre en otras zonas llenas de rocas y estructuras naturales como la Costa Brava. BMW ha colaborado con el puerto y el ayuntamiento del pueblo costero con la construcción de un biotopo en forma de una “montaña” consistente de carbonato cálcico.

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Representación del biotopo de carbonato cálcico en la costa de Torredembarra. Fuente: Natural Art Reef

La montaña tiene un diámetro de más de 100 metros y una altura de 22 metros, aunque al estar colocada a 34 metros de profundidad su “pico” se coloca a 12 metros en el fondo del mar. El carbonato cálcico para crear el biotopo se ha extraído de una cantera a 15 km de la costa, donde hay un yacimiento de fósiles precisamente de la vida marina que había en esa ubicación hace 25 millones de años. En total son 40.000 toneladas de material que antes formaba parte del mar y ahora vuelve a hacerlo ocupando 35.000 metros cúbicos. Para las bacterias marinas, el colchón perfecto para formar una comunidad.

Este biotopo estará rodeado de 12 biotopos más pequeños, creados a mano a partir del mismo material de la mano del director de Natural Art Reef Miquel Rota. Su función: servir de ancla para las boyas que delimitarán el biotopo principal, marcándolo así para que los pescadores no hagan su faena en la zona y permitiendo que los barcos se anclen a esas boyas en vez de al fondo donde pueden dañar los biotopos.

Hemos podido ver de primera línea cómo se ha sumergido uno de los últimos biótopos de este sistema, con la ayuda de una grúa marina y varios submarinistas. Cada una de estas “anclas” naturales pesa 2,5 toneladas:

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Uno de los biotopos que balizarán la “montaña” principal es sumergido con la ayuda de una grúa y varios submarinistas.

Este tipo de acciones no son nuevas: llevamos tiempo hundiendo estructuras como barcos para convertirlos en arrecifes (por ejemplo en México) con la intención de crear un bioma de vida en zonas poco profundas de mares y océanos. “Las estructuras crean corrientes marinas que mueven agua y traen oxígeno, y los peces se vuelven locos con eso”, nos comenta Miquel. Otra ventaja es que el material de la roca evita que el PH del agua de su alrededor baje demasiado.

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Miquel Rota, director de Natural Art Reef e impulsor del proyecto, junto a uno de los biotipos de carbonato cálcico que balizarán la “montaña” del mismo material.

Lo que sí es único en este caso de Torredembarra es que el biotipo es completamente natural, creado a partir de ese carbonato cálcico transportado de una cantera. Miquel, visiblemente entusiasmado, nos recalca que estamos ante la culminación de un trabajo que ha costado años impulsar y que por fin de convertido en realidad.

He hablado con algún biólogo que critica el dióxido de carbono que pueden haber producido los camiones que nos han traído todo el carbonato cálcico. Y es verdad que esos camiones emiten dióxido de carbono, pero lo habrían emitido igualmente en otros trabajos. Hay que pensar en los beneficios: en este biotopo ya me he topado con peces que no había visto en 50 años que llevo buceando aquí. Y además: en mil años ningún edificio de los que ves quedará en pie. Pero esta montaña seguirá ahí.

Los beneficios no son solamente medioambientales: el único mantenimiento que precisa este biotopo es el de las boyas que se pueden romper en temporales y la vigilancia para que nadie pesque directamente sobre él. Además, el submarinismo recreativo que puede atraer se convierte en una fuente de ingresos.

En total, el ayuntamiento de Torredembarra junto con otras entidades ha invertido un total de 800.000 euros en construir la montaña de carbonato cálcico. BMW ha aportado una cifra que prefiere no desvelar para las balizas naturales, y la intención es de promocionar este gesto para que otras zonas en las mismas condiciones hagan lo mismo.

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Miguel López

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