Este ‘Diplodocus militaris’ fue el abuelo de los tanques, una mole tan lenta como torpe que nunca estuvo en combate

Este 'Diplodocus militaris' fue el abuelo de los tanques, una mole tan lenta como torpe que nunca estuvo en combate

En los albores de los vehículos de combate, encontramos a esta enorme bestia nacida en Francia. Desarrollado durante la I Guerra Mundial, puede ser considerado como un ancestro de los tanques. Aunque nunca se utilizó en combate.

Bautizado como Appareil Boirault, fue diseñado por un ingeniero galo y concebido para sobrepasar las líneas de alambradas, trincheras y zanjas. Por sus características, y su torpeza, se le acuñó el sobrenombre de ‘Diplodocus militaris‘.

A 1 km/h sin blindaje e incapaz de girar

Appareil Boirault 1

La ‘Gran Guerra’ se basó esencialmente en trincheras, donde el avance de la línea era tan lento como complicado. Lodazales y alambradas fueron protagonistas en este conflicto, así como las armas automáticas.

En este contexto, a Louis Boirault se le encendió la bombilla para sortear estos escollos, susceptibles de enconar la guerra durante meses y años. Pero desde un punto de vista práctico, el Appareil Boirault suspendió.

Boirault, siendo su campo el ferrocarril, comenzó a diseñar su máquina poco después de que comenzara el conflicto y lo presentó ante el Gobierno en diciembre de 1914. Tardó apenas un mes en recibir luz verde para construirlo y se ordenó una comisión para evaluarlo.

Básicamente, el Appareil Boirault consistía en incorporar en el propio vehículo las vías de un tren. Un armazón formado por seis planchas de cuatro metros de ancho y tres de alto, con raíles incorporados, rodeaba un vehículo de forma piramidal con un total de seis ruedas (cuatro abajo y dos arriba).

Appareil Boirault 01

Así, este primer prototipo del vehículo se movía a través de los raíles de la estructura, que a su vez iba avanzando lentamente. Esta mole pesaba 30 toneladas, medía 8,0 metros de largo y firmaba los 4,0 metros de alto.

La propulsión se conseguía gracias a cadenas de acero y varillas impulsoras, que iban conectadas a las vigas metálicas. En cuanto al motor, varía según la fuente: se señala un bloque de gasolina Aster o bien uno de maquinaría agrícola. En ambos casos, se menciona una potencia de 80 CV.

En las pruebas, el Appareil Boirault sorteó con éxito zanjas y alambradas de espino, así como socavones varios. Pero no recibió el visto bueno por varios motivos.

Primeramente era muy lento, pues circulaba a poco más de 1 km/h. Después, que no contaba con blindaje alguno, por lo que los dos operarios que viajaban en su interior quedarían a merced de los proyectiles. Y a ello se sumaba su gran tamaño, siendo visible a larga distancia.

Pero el mayor era su escasa maniobrabilidad: no giraba. Es decir que solo podía circular en línea recta, ya fuera hacia delante o hacia atrás. Para girar, necesitaba unos gatos enormes, que debía colocar uno de los operarios, bajándose del armatoste. Y únicamente conseguía cambiar de rumbo 45º.

Por todo ello se le tildó como ‘Diplodocus militaris‘ y en junio de 1915 fue suspendido oficialmente.

No obstante, el bueno de Boirault no se dio por vencido y volvió a la carga con un segundo diseño que mejoraba al primero. Este segundo prototipo contaba con una cabina blindada, y era algo más compacto. Aunque el concepto era el mismo: que se moviese sobre los raíles de la estructura igualmente formada por planchas.

Appareil Boirault 2

Aunque otro de los avances es que sí que podía girar, gracias a un mínimo grado de flexibilidad lateral en las vías. Eso sí, su radio de giro era nada menos que de 100 m. Aunque a diferencia del primero, los tripulantes no tenían que abandonar la estructura para orientarlo.

De nuevo fue probado, superando con éxito una trinchera de casi 2,0 de ancho, así como por líneas de alambres o socavones de idéntico diámetro. Pero seguía siendo demasiado grande y lento: su punta se fijaba en 2 km/h. Así que tampoco vio la luz más allá del prototipo, ni cató combate.

Pese a su fracaso, estas dos bestias francesas sentaron las bases de los blindados de combate, concibiéndose un poco antes que el ‘Little Willie’ británico, señalado como el primer tanque de la historia propiamente. Aunque este blindado tampoco prestó servicio en batalla.


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Este ‘Diplodocus militaris’ fue el abuelo de los tanques, una mole tan lenta como torpe que nunca estuvo en combate

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Motorpasión

por
Alejandra Otero

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