No sabemos si Niemann miente. Por si acaso, alguien ha creado ya un vibrador anal para hacer trampas al ajedrez

No sabemos si Niemann miente. Por si acaso, alguien ha creado ya un vibrador anal para hacer trampas al ajedrez

El mundo del ajedrez se ha visto sacudido por el escándalo de Niemann y la posibilidad de que haya hecho trampas en sus partidas recientes. El problema es grave, pero parte de todo el debate se debe a una teoría conspiranoica: la de que Niemann habría usado unas bolas anales que vibraban para comunicarse con su equipo y así hacer trampas. ¿Es eso posible? Es precisamente lo que se han preguntado en Adafruit.

Qué es Adafruit. Adafruit Industries es una empresa famosa por diseñar, crear, y construir dispositivos hardware Open Source. Los proyectos basados en miniPCs como los de Arduino o Raspberry Pi están muy extendidos, y es uno de los recursos de referencia para la comunidad maker.

Vamos a hacer un vibrador anal. Los responsables de Adafruit han aprovechado la ocasión y han querido averiguar si era posible crear un vibrador anal con componentes disponibles públicamente. ¿La respuesta? Un rotundo —y vibrante— sí. Lo han llamado Cheekmate (juego de palabras con ‘checkmate’, ‘jaque mate’ en inglés).

Cómo lo han creado. Para lograrlo han usado una especie de tubos de ensayo que son a prueba de agua y resistentes. A partir de ahí se han insertado componentes electrónicos varios como un zumbador háptico, una batería y una placa ESP32-S2 con Wi-Fi integrado. El coste de los componentes es de unos 35 dólares, pero eso sí, hay que ponerse manos a la obra con el soldador.

Aprende código morse. A partir de ahí se programa este dispositivo para que pueda recibir de forma inalámbrica mensajes de texto en código morse, que se transmiten en forma de pulsos con el zumbador háptico. Así pues, habrá que aprender y tener soltura con ese código morse para sacarle partido al dispositivo.

¿Alguien quiere probarlo? Nadie en el equipo de Adafruit se presentó voluntario para probar la solución, así que lo que hicieron fue meterlo en un buen trozo de carne y ver si esos mensajes en código morse podían ser interpretados correctamente.

Funciona (demasiado). La respuesta era de nuevo otro rotundo —y realmente vibrante— sí, aunque en Adafruit comentaban que quedaba pendiente ajustar la intensidad de los mensajes, que quizás era demasiado elevada e incluso podría ser percibida por los árbitros de estas partidas.

Luego está el otro problema, claro: evitar que detecten ese dispositivo en torneos de ajedrez, algo que está poniéndose cada vez más difícil porque en los de primer nivel pasan por ejemplo detectores de metales.


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Xataka

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Javier Pastor

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