La legendaria ‘V’ llega a Prime Video, aunque lo hace a medias: resolvemos el caos de las miniseries que invadieron la televisión en los 80

La legendaria ‘V’ llega a Prime Video, aunque lo hace a medias: resolvemos el caos de las miniseries que invadieron la televisión en los 80

Un poco de tapadillo, ya que no lo anunciaron en su avance de programación mensual, llega a Amazon Prime Video ‘V’, la mítica serie de los años ochenta que traumatizó a una generación de críos y crías cuando, en un horario inesperado -el mismo de ‘El Equipo A’ o ‘MacGyver’-, se vieron sometidos a la visión de monstruosos lagartos alienígenas escondidos bajo piel humana o a la ingestión de roedores vivos. ‘V’ duró poco, y hoy es recordada poco más que como un pie de página en la ciencia-ficción televisiva de los ochenta, pero en su día supuso un auténtico fenómeno de público.

Sin embargo, el espectador poco avisado puede toparse con una singular sorpresa: no va a poder localizar en la emisión de Prime Video ninguna de las imágenes que recuerda grabadas a fuego en su memoria, como la mencionada ingesta de ratones, la llegada de los invasores a la Tierra o el brutal parto de gemelos nacidos de un experimento alienígena. Eso es porque la ‘V’ que trae Amazon no está completa: faltan dos miniseries que arrancan la historia con casi quinientos minutos de invasión lagarta.


La encarnación tradicional de ‘V’ está compuesta de dos miniseries y una serie convencional. La primera de ellas, de 1983, consta solo de dos episodios, cada uno de ellos con duración de largometraje, y es la que atesora los mejores momentos de la franquicia, quizás porque fue dirigida y escrita por Kenneth Johnson, uno de los nombres esenciales de la ciencia-ficción televisiva. Johnson se curtió escribiendo episodios de la mítica ‘El hombre de los seis millones de dólares’, y de ahí pasó a crear su spin-off ‘La mujer biónica’. Suya es también la creación de la famosa adaptación de ‘El increíble Hulk’ de finales de los setenta, así como la serie de televisión de ‘Alien Nación’.

‘V’ se inspiraba en una novela de Sinclair Lewis de 1935 muy popular en su día en Estados Unidos, ‘It Can’t Happen Here’, que parte de un enfoque paralelo a la famosa ‘La conjura contra América’ de Philip Roth. Pero mientras que ésta última (recientemente adaptada por HBO) es una ucronía y se pregunta qué hubiera pasado si el nazismo hubiera trunfado en EE.UU., Lewis escribió sobre el ascenso de los nazis al mismo tiempo que esto sucedía. El autor describe el ascenso al poder de Buzz Windrip, admirador confeso de Hitler y Mussolini, y populista y racista de la peor calaña.

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El primer guión de la serie, bastante fiel a su inspiración literaria, se llamó ‘Storm Warnings’, y no convenció a los directivos de la NBC. Johnson sustituyó entonces a los nazis por alienígenas y fue donde dio en el clavo. Buena parte de la imaginería fascista que puebla la serie procede de la novela de Lewis, del talante populista de los alienígenas cuando aterrizan en la Tierra a la estética marcial, pasando por las pistolas láser que recuerdan a las Luger nazis y el inolvidable símbolo de la raza extraterrestre, clarísimamente inspirado en una esvástica.

Pero hay más, mucho más: hay un movimiento de jóvenes que apoyan la ocupación extraterrestre, llamados ‘Amigos de los visitantes’, que son un trasunto de las Juventudes Hitlerianas, y una inteligente reflexión sobre el control de los medios de comunicación que sin duda habría hecho las delicias de Goebbels. La parte que recuerda a un enfrentamiento bélico en la serie recuerda tyambién claramente a los movimientos de resistencia de distintos países de Europa durante la II Guerra Mundial, tanto como los terrestres que deciden colaborar con los visitantes, por miedo o por ambición. Incluso hay una referencia directa a los nazis, cuando el abuelo de una familia judía afirma que si colaboran con los extraterrestres demostrarán no haber aprendido nada de los errores del pasado.

Esta indisimulada alegoría política es la que da a esta primera miniserie la densidad dramática que hace que las aventuras de la Resistencia sean tan recordadas. En esta primera miniserie contemplaremos cómo las enormes naves nodrizas de los visitantes llegan a nuestro planeta y se presentan como habitantes de apariencia humana de un planeta que necesita recursos que los terrestres podemos ofrecerles. Pero pronto la comunidad científica comienza a ser objeto de cierta hostilidad e incluso hay extrañas desapariciones entre los investigadores terrestres.

Conoceremos así al líder de la Resistencia, el cámara de televisión Mike Donovan (Marc Singer) que consigue imágenes del auténtico aspecto reptiliano de los invasores, mientras que vamos descubriendo las terribles prácticas que lleva a cabo Diana (Jane Badler), una de las lideresas alienígenas, desde el control mental a tremendos experimentos biológicos. Entre estos experimentos está la relación de una adolescente terrestre con un alienígena, que fructifica en un embarazo. La Resistencia se completa con la científica Julie (Faye Grant) o el alienígena rebelde Martin (Frank Ashmore), entre otros, y la serie acaba con Julie enviando un mensaje al espacio exterior pidiendo ayuda a oras razas para enfrentarse a los invasores, que prácticamente tienen controlado el planeta.

La segunda miniserie: la batalla final

En la segunda miniserie no participó Johnson debido a diferencias creativas con NBC, y claramente está orientada menos al comentario político y más a la acción y a la aventura. El argumento se desarrolla varios meses después de la primera miniserie, y la inspiración en aventuras de ciencia-ficción de éxito entonces, como la saga ‘Star Wars’, es mucho más evidente. En España se emitió junto a la primera miniserie, forzando una extraña continuidad entre ambas pese al salto temporal.

En esta ocasión seguiremos el enfrentamiento entre humanos y alienígenas, y veremos llegar a la serie a nuevos extraterrestres y humanos, algunos tan recordados como los de la primera miniserie. Por ejemplo, dos mitos del fantástico de los ochenta tan importantes como Michael Ironside, habitual en películas de Paul Verhoeven, como el hosco mercenario Ham Tyler; y Robert Englund, futuro Freddy Krueger, como Willie, un visitante amistoso que tiene una relación con una humana.

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Entre las secuencias más memorables de esta segunda tanda de episodios está el intento de conversión de Julie a manos de Diana a golpe de terribles alucinaciones, el citado parto de gemelos -uno de ellos monstruoso, otro una niña de aspecto humano y lengua bífida- o la llegada de una comandante de escuadrón alienígena, Pamela -lo que desata una furiosa lucha por el poder lagarto entre ella y Diana-. Finalmente, los alienígenas serán contenidos con el arma anti-extraterrestre más tradicional de la ciencia-ficción, mientras se asientan las bases para la futura serie, la que finalmente sí podemos ver en Amazon Prime Video.

Pese a que cambia el tono de la miniserie en pos de la aventura y en el retrato de las múltiples intrigas entre lagartos cada vez más indiscutiblemente malvados enfrentados a un nutrido grupo de traidores (significativamente denominados La Quinta Columna, como el sector de la población que mantiene lealtad hacia el bando enemigo en una guerra), la serie sigue funcionando. Diana es una villana perfecta, cegada por unas ansias de poder que se disparan en el último episodio, y los efectos y secuencias de acción funcionan competentemente dentro de su televisiva modestia.

Es cierto que ‘V’ se ha convertido en símbolo de cómo cambia nuestra percepción acerca de la tecnología de los efectos especiales. Los maquillajes de lagarto han sido superados con el paso del tiempo, pero hay algo de terriblemente simbólico en sus secuencias más chocantes que sigue funcionando a la perfección. La idea de que un rostro humano esconda una monstruosa y palpitante realidad ajena a lo terrestre se aproxima a los códigos del cine de terror, como lo hace la secuencia del parto del bebé de lengua bífida. Incluso la famosa y grotesca ingestión del roedor por parte de Diana tiene algo de surreal y neocárnico que la escalofriante aún hoy, pese a su falta de realismo.

‘V’: La serie

Ya con Johnson definitivamente alejado de la franquicia, y con CBS frotándose las manos con las monstruosas audiencias de las miniseries (la primera llegó a ser el segundo programa más visto de la semana en Estados Unidos), se puso en pie en 1984 una miniserie de generoso pero insuficiente presupuesto. Cada uno de sus 19 capítulos contaba con un millón de dólares a su disposición (convirtiéndose en la serie más cara de la historia hasta ese momento), pero las miniseries tenían -proporcionalmente, ya que eran muchos menos minutos- unos medios más holgados.

Eso llevó a que la serie tuviera que recurrir al uso continuado de escenas procedentes de las miniseries, o incluso de secuencias de episodios ya emitidos de la propia serie. Los efectos especiales se limitaron muchísimo, lo que generó abundantes secuencias de intrigas palaciegas en naves espaciales, que acercaban a la serie a los culebrones de lujo de la época, estilo ‘Dinastía’. Solo que en vez de caviar de aperitivo, hay insectos.

Eso sí, todos los personajes de las miniseries originales están aquí de nuevo: Diana arranca como prisionera de la Resistencia, aunque no tarda en escapar y convocar a una flota de naves visitantes que permanecía oculta tras la luna. Con la identidad de los extraterrestres ya conocida, surgen nuevas formas de alinearse con ellos, según intentan conquistar el planeta: de nuevos grupos de resistencia a la invasión de ciudades como Los Angeles, dirigida por un ambicioso político que abre la urbe a ambos enemigos. La serie habría tenido un episodio vigésimo que habría dejado la historia abierta para una segunda temporada, pero no llegó a rodarse.

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A ‘V’ no le sienta bien la transformación en una aventura abiertamente bélica. Son más interesantes los primeros compases de la invasión, cuando los propósitos de los recién llegados son desconocidos incluso para el espectador. Por desgracia, el éxito masivo de la serie a nivel global liquidó el efecto sorpresa, y obligó a NBC a una huída hacia adelante que solo duró estos 19 episodios. Hubo planes para una miniserie final que no cuajaron (uno de ellos, con los lagartos convertidos en prisioneros de guerra y obligados a aliarse con la Resistencia) y que acabó dando pie a ‘Alien Nación’.

‘V’: El fenómeno

La serie se emitió en España en 1985, y se convirtió en un singular fenómeno: de juguetes no del todo oficiales al despliegue de merchandising por la cara que puso en pie la revista ‘Teleindiscreta’ en sus primeros números, orientada al público más joven. Entre los sucedáneos más delirantes de su éxito, sin duda destaca un cómic resumen de los episodios de la serie que, cuando se quedó sin material que plasmar en sus viñetas, se atrevió a continuar la historia con lo que, aseguraban, eran los argumentos de los nuevos capítulos.

Entre los productos derivados del éxito de la serie destacaron nada menos que 16 libros. El primero de ellos adaptaba las dos primeras miniseries -aunque con notables cambios derivados de evoluciones del guión posteriores a la escritura del volumen-, y varios de los posteriores están ambientados en el año que transcurre entre la segunda miniserie y la serie. También hubo una efímera colección de comics de DC de solo 18 números y un flojísimo videojuego para ordenadores de 8 bits.

Finalmente, está la nueva serie, también disponible en Amazon Prime Video. El punto de partida, curiosamente, es una novela de Kenneth Johnson de 2008 titulada ‘V: The Second Generation’, que funciona como secuela de la miniserie original (ojo, no la segunda miniserie ni la serie), ambientada veinte años después. La Tierra está dominada por los visitantes, que controlan el planeta con avances tecnológicos y están extrayendo casi todo el agua del globo con la excusa de limpiarla. Pero el mensaje que envió Julie al final de la primera miniserie es escuchado, y se presentan en nuestro planeta los archienemigos de los lagartos, los Zedti, que se unen a la Resistencia. ¿O tampoco son lo que parecen?

Aunque la intenciaón de Johnson era que NBC, que planeaba continuar la serie, usara su libro como punto de partida, el canal optó finalmente por hacer un reboot en toda regla, que llegó en 2009. Su responsable fue Scott Peters, co-creador de ‘Los 4400’, y el resultado no fue especialmente memorable. La serie va repitiendo todos los puntos argumentales de las miniseries originales, y sus momentos más populares e icónicos, pero su estética desganada y sus horrendos efectos CGI la han hecho envejecer aún más rápido que sus venerables precedentes.

Ciertamente, Morena Baccarin como Anna (la nueva Diana) es una villana estupenda y con más matices que la Diana original, pero la pérdida del contenido alegórico (sustituido, creyeron leer algunos críticos, por una sátira de la administración Obama) y un diseño de producción muy poco inspirado hizo que la serie fuyera cancelada tras una fugaz segunda temporada. Nos queda, pues, la producción original, algo esquiva ahora mismo salvo que la hayas adquirido en DVD. Y cuando la revises podrás comprobar por qué, 37 años después de su estreno, seguimos hablando de ella.


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La legendaria ‘V’ llega a Prime Video, aunque lo hace a medias: resolvemos el caos de las miniseries que invadieron la televisión en los 80

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Xataka

por
John Tones

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