Análisis del Predator Triton 900: un portátil que te llama la atención por lo visual pero te gana con su rendimiento
Cuando Álex me comentó la posibilidad de escribir sobre el Acer Predator Triton 900 me fue imposible que su precio resonase en mi cabeza durante varios minutos. “Ahora mismo el coche de mi mujer vale menos que esto”, pensaba.
Sin embargo no es el primer producto premium que cae en mis manos y, lejos de plantearme hasta qué punto puede ser prohibitivo para la mayoría de bolsillos, al final para mí todo se reduce a una única pregunta: ¿los vale?
Los vale. Pese a que la excentricidad de su diseño pueda llevarnos a pensar que el precio está estrechamente atado a su aspecto y el hecho de ser un convertible, el rendimiento que se le saca a sus tripas es excelente. Con ello, se convierte en uno de los portátiles gaming más sorprendentes y recomendables que hemos probado (si te puedes permitir los 3.999 euros que cuesta, claro).
Especificaciones técnicas
ACER PREDATOR TRITON 900 |
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PANTALLA |
17,3″ IPS UHD 4K (3840 x 2160) |
PROCESADOR |
i7-9750H Hexa-core (6 Core™) |
MEMORIA |
16/32 GB |
GRÁFICOS |
GeForce® RTX™ 2080 8GB |
ALMACENAMIENTO |
2 x SSD 256/512 GB |
CONECTIVIDAD |
Bluetooth 5.0, WiFi, Ethernet |
PUERTOS |
USB, Type-C, DisplayPort, HDMI, jack entrada, jack salida. |
BATERÍA |
4670 mAh |
OTROS |
Teclado retroiluminado, micrófono, 4 altavoces |
DIMENSIONES |
23,5 x 428 x 303,3 mm |
PESO |
4,50 kg |
PRECIO |
Diseño al servicio de sus posibilidades
Sin ser uno de esos cacharros que a nivel de formas y luces parece una nave espacial, un buen indicativo de cómo poco a poco vamos abandonando esa estética poligonera que envolvía todo lo gaming hace unos años, es inevitable que su aspecto te llame la atención. Las dos bisagras que adornan sus laterales se encargan de ello.
Pese a gozar de un cuerpo de aluminio, son las grandes culpables de que estemos ante un cacharro que se va hasta los 4 kg, pero también las encargadas de convertir su pantalla en un objeto completamente moldeable para adaptarlo a cualquier posición que te imagines. Desde la leve inclinación de su pantalla hasta dejarla mirando hacia atrás para, si así lo deseas, plegarla sobre el teclado y convertirlo en la tablet portátil Windows más despampanante del mercado.
Lo de portátil, sin embargo, lleva más comillas de las habituales. No sólo por el citado peso y sus medidas, 429 x 302 x 22 mm, también porque el rendimiento de su batería (con mucha suerte alcanzarás las 3 horas) hacen obligatorio cargar con una fuente de alimentación que, en conjunto, elevan el peso del paquete hasta casi 8 kg. En esencia, más transportable que portátil.
Dimensiones y peso, por otro lado, más que necesarias para cargar con la pantalla 4K de 17 pulgadas que monta, pero en cualquier caso sorprendentes por la cantidad de conexiones y opciones que permite: dos puertos USB, otros dos Type-C, HDMI, Displayport, Ethernet. Todo planteado de forma que la disipación del calor sea lo más efectiva posible y que no se resientan ni sus conexiones ni el teclado, que se mantiene fresco en todo momento pese a los huevos que podrías incubar en sus laterales o su parte posterior cuando está a pleno rendimiento.
Pantalla y teclado con el juego del futuro en mente
La fiesta de opciones que permite la maniobrabilidad de su pantalla sólo es comparable a la calidad ofrecida por su panel táctil IPS UHD de 17,3 pulgadas y 60 Hz. Con la vista puesta en que el Triton 900 sea más un sobremesa con movilidad que cualquier otra cosa, parece la herramienta perfecta para un desarrollador que, además de ejecutar pruebas y hacer builds sin preocuparse de nada, pueda trabajar la parte artística en posiciones más cómodas como las que ofrecería una Wacom.
Pegándole más la categoría de profesional que la de gaming en ciertos momentos, lo cierto es que la movilidad que ofrece es una delicia para el que quiera jugar con la mayor comodidad posible. Que su pantalla se mueva a tu antojo salva con ello uno de sus mayores peros, lo mal que lleva los reflejos.
Su intención de sorprender también le hace palidecer un poco en otro de sus aspectos clave, la parte baja de su base dedicada al teclado y el touchpad. Colocado este último a la derecha (gracias), es inevitable caer en la cuenta de lo aparentemente incómodo que es tener un panel vertical en vez de horizontal. La razón detrás de esa decisión está en la posibilidad de convertirlo en un teclado numérico que, mediante iluminación, marca las distintas acciones y números perfectamente separadas. Ideal si tenemos en cuenta que la conexión de un ratón, ya sea por cable o por Bluetooth, siempre será infinitamente más cómoda y precisa que un panel táctil.
Con un teclado mecánico de cortísimo recorrido y mínimo ruido, no sólo parece orientado a los jugadores por la personalización de colores que ofrece, sino también por la respuesta que es capaz de aportar en un entorno en el que los milisegundos siempre son un factor clave.
Lamentablemente no puedo decir lo mismo a la hora de trabajar o escribir con él. El feedback de las teclas no es de mi predilección, menos aún cuando toca estar varias horas picando, y el hecho de estar colocadas tan al filo puede ser una delicia a nivel de temperatura respecto al calor que sí desprende la zona superior, pero puestos a plantarnos ante un cacharro grande, no le habría venido nada mal ofrecer cierto reposo a las manos para evitar una posición arqueada.
Tripas justas sobre el papel, pero sorprendentes en rendimiento
Sin opción a Core i9, el Triton 900 se encarga de mantener unas condiciones fantásticas de la mano de un i7 de 6 núcleos capaz de saltar de los 2,60 GHz a los 4,50 GHz de su modo turbo. Comodísimo a la hora de trastear con sus límites gracias a la aplicación PredatorSense, va a ser difícil ponerle pegas a su rendimiento.
Tres cuartos de lo mismo ocurre, aunque aquí sin quejas por no ir a la última, con su GeForce RTX 2080 de 8GB. Una combinación más que suficiente para aguantar el tirón más allá de los 100fps en HD y mantenerse por encima de los 40 y 50 fps al saltar a la configuración UHD.
Llegados a ese punto es probable que los huevos que comentábamos antes pasen de empollados a cocidos. Y el ruido, sin llegar a ser excesivamente molesto pero sólo acallado por el gran trabajo que hacen sus cuatro altavoces, también era un tema a tener en cuenta. La cuestión, en esencia, es que puedes echarle a la cara lo que quieras, incluso al lidiar con grandes multitudes y efectos en un juego como Hitman o Tomb Raider.
Con memoria y almacenamiento ampliables, las dos versiones disponibles montan 16 o 32 GB de RAM y SSD de 512 GB o 1 TB. Rozando la primera opción los 4.000 euros, se hace inevitable pensar que tal vez Acer podría haber estirado un poco más la manga, pero desde luego es una pena que se te pasa rápido cuando ves cómo brilla en cualquier otro aspecto.
La opinión de VidaExtra
Con un rendimiento y diseño que rozan la excelencia, llegados a este punto lo único que puede sentir uno en sus carnes es la más sana de las envidias para quienes puedan permitirse un desembolso como el del Triton 900. Espectacular tanto a nivel de juego como de centro de entretenimiento, su pantalla transformable es mucho más que un detalle que queda bien en las fotos.
Preparadísimo para el futuro cercano del UHD tanto a nivel de potencia como visual, es una de esas inversiones que cualquier profesional del mundo del diseño gráfico o el software sabrá apreciar, y un capricho que los más jugones podrán poner al límite tanto a nivel de juego en pantalla como realidad virtual. Sin duda uno de los cacharros más interesantes que puedes echarte a la cara hoy en día.
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La noticia
Análisis del Predator Triton 900: un portátil que te llama la atención por lo visual pero te gana con su rendimiento
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Vida Extra
por
R. Marquez
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