El imán más potente del mundo ya va camino del ITER: el “corazón palpitante” empieza a ser una realidad tras 10 años de construcción
Ganar al Sol en algo no es moco de pavo y el ser humano, en su infima naturaleza, se ha propuesto estabilizar un plasma más caliente que el Sol. Para ello se recurrirá al ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor), un enorme reactor termonuclear experimental que ahora por fin recibirá el que se considera el imán más potente del mundo.
Este imán tiene nombre: el Solenoide Central. Una pieza tan clave como descomunal que ya está más cerca de ser completada en el reactor en construcción a Marsella.
18 metros y 1.000 toneladas de “corazón magnético”
El tamaño y peso de las piezas que componen el ITER no es algo casual ni mucho menos. Al hablar en detalle de las partes que componen el ITER, ya vimos todo lo necesario para intentará emular el proceso por el cual las estrellas obtienen energía (es decir, la fusión nuclear que tiene lugar en su núcleo), requiere, por así decirlo, pensar a lo grande.
Para ponernos el sombrerito de “ser una estrella” hemos tenido que pensar algo alternativo al confinamiento gravitatorio, un efecto debido a la enorme masa de las estrellas por el que la gravedad logra comprimir los gases del núcleo y que así se produzca la fusión de los núcleos de hidrógeno (y así la energía). Se trata de calentar el combustible de los reactores hasta que alcance entre 150 y 300 millones de grados centígrados, lo cual es una temperatura hasta diez veces superior a la del núcleo del Sol. ¿Para qué? Para que los núcleos de hidrógeno (concretamente de los isótopos deuterio y tritio) se fusionen.
Como no tenemos confinamiento gravitatorio, lo que se quiere hacer es crear un confinamiento magnético a base de la creación de campos magnéticos. Es decir, que los campos magnéticos confinen y guíen el gas plasmático en el interior del reactor.
Y ahí es donde intervienen los imanes. Al hablar de la estructura del ITER, también comentamos que han una serie de imanes semiconductores en la parte exterior de la cámara de vacío (la estructura de la foto de portada), encargados de generar ese campo magnético necesario. Y, a diferencia de los imanes de la puerta de nuestra nevera, éstos pesan 10.000 toneladas.
Además, está el Solenoide Central, llamado así en relación a que un solenoide es, por definición, cualquier dispositivo capaz de generar un campo magnético enormemente intenso y uniforme en su interior y débil en el exterior. Es el corazón del complejo motor magnético de ITER, de forma cilíndrica y que se ubicará en el interior del orificio central de la cámara de vacío.
El Solenoide Central tendrá una altura de 18 metros, un diámetro de 4 metros y pesará 1.000 toneladas, y es precisamente lo que por fin se va a empezar a componer. La empresa norteamericana General Atomics ha finalizado su construcción tras una década de diseño y fabricación y la pieza se dirige ya a Francia.
De hecho, la fabricación de cada módulo de 4,25 metros de diámetro y 110 toneladas requiere más de dos años de fabricación. Se requieren más de 5 kilómetros de cable superconductor de niobio-estaño revestido de acero, que se enrolla con precisión y los bucles se han de empalmar con escrupuloso cuidado.
Para su transporte se requiere un camión especial de transporte pesado. Tras ello, se cargará en un buque oceánico que lo llevará desde Houston hasta Francia.
El Solenoide Central aspira a ser el imán más potente del mundo y, como hemos dicho, es el corazón del reactor. Tras completar la construcción de esta primera parte, la del ITER dará un importante paso adelante, cuya planificación más reciente estima que se alcanzará el Primer Plasma en 2025 y las primeras operaciones con deuterio y tritio en 2035.
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El imán más potente del mundo ya va camino del ITER: el “corazón palpitante” empieza a ser una realidad tras 10 años de construcción
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Xataka
por
Anna Martí
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