Soy streamer de videojuegos desde hace cuatro años y mi público no supera las siete personas
MoonPlaay_ abrió su canal de Twitch hace más de cuatro años, aunque es este último cuando ha decidido invertir en él más tiempo. Su trabajo no le permite hacer directos más de dos o tres veces por semana, siempre sábado y domingo y algunos días libres. Le gustaría poder ganarse la vida retransmitiendo videojuegos en directo (sostiene que todo el mundo que hace esto “querría ser medianamente grande”), sin embargo, apenas supera los cinco o seis viewers diarios después de varios años haciendo streaming.
“Espero que la gente venga por mi personalidad, pero entiendo que también es una cuestión de suerte”, señala. Por ahora, el feedback que recibe de sus seguidores le parece suficiente. Recibe, incluso, alguna donación.
Buscando en la web es fácil encontrar artículos que dictan ‘¿Cómo ser streamer?’ (y tener éxito). Aunque parece relativamente sencillo, la realidad es otra, y es que la competencia es más que feroz. Más de siete millones de personas hacen streaming en Twitch aproximadamente al mes, más de tres millones al día, según datos de TwitchTracker. No es fácil hacerse hueco en esa vorágine de directos en los que hay todo tipo de contenido. Eso sí, hay uno demandado por encima del resto: videojuegos.
Aunque Twitch se consume ahora en España ahora de forma habitual, los streamers de videojuegos más sonados, como el archiconocido Rubius, comenzaron en YouTube, donde subían gameplays de juegos como Minecraft. El caso de Rubén Doblas y otros streamers reflejan que existe la posibilidad de vivir de esto. Es viable ganarse la vida gracias a retransmitir partidas de videojuegos en internet, no solo por la publicidad que acarrean los vídeos en YouTube, sino por donaciones de los propios usuarios o viewers.
Pero, ¿qué ocurre cuando eres streamer pero tu público es extremadamente reducido? No son pocos los casos de jóvenes (y no tan jóvenes) chicos y chicas con pasión por los videojuegos que han abierto su canal de Twitch y retransmiten casi diariamente sus partidas, si bien suelen tener tres o cuatro viewers la mayoría de los días y, a veces, ninguno. Algunos quieren seguir a los grandes, para lo que consideran que la cuestión no solo es jugar bien “porque eso lo hace mucha gente”, sino que hace falta algo más.
El carisma, algo de dinero, el tiempo para dedicarse a ello plenamente y un poco de patrocinio parecen los ingredientes para pasar a ser, al menos, un streamer medio. En el caso de las mujeres, además, se encarece la dificultad, acostumbradas a ser infravaloradas en sus capacidades como jugadoras en medio de un mundo en el que la mayoría del público es masculino y notablemente joven.
Sin embargo, no es difícil encontrar, entre estos pequeños streamers, gente que no busca el éxito en este mundillo, sino tan solo poder compartir sus conocimientos, pasar un buen rato y tener conexión con su pequeña comunidad, que rara vez supera los 200 seguidores.
Como ejemplo a esto se encuentra DrawingAbout, quien se dedica entre 10 y 12 horas al día a retransmitir en su canal y asegura que no lo hace por dinero, ni por hacerse famoso: “simplemente me gusta compartir lo que juego o enseñar lo que sé, como en el caso del Final Fantasy”, señala.
Menciona que sí tiene alguna donación, si bien rara vez su público supera las tres personas. Explica que ahora tiene más tiempo, pero quizá más adelante su vida no le permita hacer tantas horas; aunque no espera crecer demasiado, señala que todo depende del momento: “Puede que salga una expansión del FF y que la gente comience a entrar para aprender. Igual entonces esto sube”.
La cuarentena animó a muchos jugadores a compartir sus partidas en la web
Si en algo coinciden muchos de los actuales streamers que podemos encontrar ahora en España es que la cuarentena los ha animado a dedicarle más tiempo a retransmitir o, de hecho, a empezar a hacerlo. Aunque todos jugaban anteriormente, no lo compartían de forma habitual y vieron el parón del confinamiento el momento perfecto para ello: pasar el 100% del tiempo en casa aportó a los españoles muchísimo tiempo para dedicarse a otras actividades. Unos, se decidieron por hornear pan; otros, por hacer directos en plataformas.
En el caso de yosoyfarter, un joven cuya pasión por los videojuegos le viene de pequeño, fue el momento del confinamiento en el que el tiempo libre le hizo abrirse un canal de Twitch. Aunque le gustaría crecer, comenta que su vida laboral no le permite dedicarse al 100% a ello y el poco dinero que saca de donaciones lo dedica a gastos habituales como la comida o el alquiler. Señala que, de invertir, lo haría en material tecnológico, como una mejor cámara, más pantallas o un micrófono nuevo.
“Yo suelo jugar a Minecraft y otros juegos populares y entiendo que, para verme a mí, la gente prefiere ver a alguien más conocido, sobre todo porque no hago nada nuevo”, explica. “Me da miedo que de repente esto haga boom y hacerme muy conocido. De momento me ven de dos a siete personas y estoy muy contento con esas cifras”.
Tiene una cosa clara en lo que a triunfar respecta: “hay que ser único para sobresalir entre miles de streamers, hablar conforme uno es y no montarse un personaje exagerado. Yo cuando pierdo en una partida me siento mal y se me ve en la cara, no me escondo, la cámara lo capta todo”.
La ausencia de mujeres
Buceando por Twitch hay una realidad innegable: cuesta encontrar mujeres retransmitiendo videojuegos. Aunque están más presentes en directos para chatear o en canales de dibujo, son minoría en este campo. Buscando en World of Warcraft o en League of Legends se puede dar con ZumiFresky, una jugadora con muchos años de experiencia en la plataforma y que le dedica entre dos y cuatro horas a lo que considera un hobbie y gracias al cual ha podido crear una comunidad agradable y con “buen rollo”.
Como a la mayoría, le gustaría crecer y poderse dedicar al streaming de videojuegos, para lo cual tiene un camino claro: juega a lo que se le da bien. Aunque LOL y WOW son sus principales, también se la puede ver pasando el rato con los Sims. “Tampoco me gusta jugar a juegos populares solo para ganar seguidores, como al Among Us, que últimamente está de moda, y no considero que tenga tantos seguidores como para jugar a juegos poco conocidos”, explica.
En un mundillo mayoritariamente masculino, ella comenta que sí hay muchas chicas streamers (“sobre todo en artísticos, menos en videojuegos”). “Me da un poco de pena porque se las sexualiza mucho. Yo no quiero enseñar “mis atributos”; sé que sería una forma de ganar seguidores, pero no es la forma que yo quiero seguir. Intento buscar la normalidad y ser graciosa, quiero estar tranquila sin que haya ningún tipo de guiño sexual a mi cuerpo. Me cuido, pero intento enseñar lo que realmente quiero, que es mi manera de ser y mi humor”.
ZumiFresky considera que cuesta encontrar algo como lo que ella hace en Twitch: “yo respeto lo que hacen otras mujeres, pero no me parece bien, creo que debido a esas chicas el resto recibimos comentarios de todo tipo: me han llegado a preguntar incluso si tengo OnlyFans”. Señala que hay que cambiar ese aspecto del mundo del streaming, donde el problema “no está solo en que ellas se sexualicen para subir rápido, sino en que ellos busquen ese tipo de contenido”. Sí menciona a algunas chicas streamers a las que sigue y cuyo trabajo le gusta, como Pokluux o FlyeTamako.
La persona que hay detrás de ZumiFresky explica que no tiene a ningún streamer referente pero sí tiene una especie de plan para ir ganando adeptos: cuando sus actuales 350 seguidores sean 500, le gustaría hacer un evento para intentar impulsar un poco el canal y llegar a los mil, momento a partir del cual pondría un contador de donaciones. “Ahora no soy nadie. Una vez le pedí a un viewer que me donara un euro para ver cuánto se lleva Twitch y resulta que, por cada euro, se lleva 40 céntimos”.
Videojuegos antiguos y TikTok
Fuera de nuestras fronteras también es fácil encontrar a pequeños streamers que han aumentado su actividad por las cuarentenas en sus respectivos países.
El confinamiento llevó al estadounidense GoTo5leep a hacerse una cuenta hace dos meses para jugar a Mario. Su pareja juega en el mismo canal, aunque a Zelda. Ambos, normalmente en las versiones antiguas (en el momento de contactar con ellos estaban jugando a ‘Zelda: A link to the past’, un videojuego de 1991), lo que sin duda es la característica principal de su canal. Les gusta mostrar los ‘hacks’ del juego y que la gente pueda aprender ello, por lo que su principal objetivo es crear contenido de calidad y quizá llegar a ser jugadores medios.
“Soy consciente de que este tipo de juegos tienen un público muy pequeño y de que no son adolescentes (el grueso de Twitch), que no conocen estas versiones, pero creo que estos juegos tienen muchas ventajas y mucha gente las aprovecha: la dificultad a veces es más alta, solo tienes que hacer un solo pago (no micropagos), además de que exigen más en general”, explica, “También entiendo que para la gente más joven ahora es más cómodo encender la Play y tener muchas posibilidades y modos de juego”.
Por su parte, la mexicana Misscielo_c, lleva más de cuatro años retransmitiendo sus gameplays y, aun así, apenas supera los siete viewers por partida. Su contenido se basa sobre todo en shooters como Fortnite, aunque también juega a Minecraft y a algunos juegos antiguos como Tetris. Las energías para seguir después de tantos años las saca de que considera que vivir de ello es un sueño, “aunque entiendo que no me va a sacar de pobre”, comenta.
TikTok es su plataforma de promoción, pues cree que YouTube está “saturado” y que la nueva red social de videos cortos le trae a mucha gente nueva. Tampoco ve con buenos ojos la sexualización de las streamers en los videojuegos, considerando que “sería muy fácil bajar un poco más la cámara, ponerse un escote y poner una voz chillona”, pero explica que le parece “una falta de respeto a los videojuegos””. “No estoy aquí por el dinero ni por la fama, sino por la “gloria” de ganar partidas, me parece uno de los sentimientos más chidos que puedes tener”, sentencia.
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La noticia
Soy streamer de videojuegos desde hace cuatro años y mi público no supera las siete personas
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Beatriz Rincón
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