Capcom ya no sabe jugar bien la baza de la nostalgia
Cuando saltó la liebre con ese teaser del mítico Alien vs. Predator de Capcom todos babeamos con la posibilidad de ver una nueva ración de clásicos arcade de la compañía de Osaka en la línea del Capcom Beat’em up Bundle, pero con más videojuegos antaño exclusivos de recreativas.
Sin embargo, al día siguiente se desveló la sorpresa y no fue lo esperado: el logo de Capcom dando vida a dos sticks arcade con 16 juegos preinstalados. O dicho de otro modo: la moda de lo “mini” extendida a las recreativas.
Capcom vuelve a desaprovechar su catálogo
Aunque Capcom haya mejorado mucho su imagen estos últimos años gracias a lanzamientos por encima de la media, como Resident Evil 7: Biohazard, Monster Hunter World, Devil May Cry 5 o el remake de Resident Evil 2, sigue haciendo cosas que me crispan, como no aprovechar su envidiable legado.
Junto con Konami, fue mi compañía favorita del siglo pasado, pero rara vez ha sabido explotar con acierto su catálogo retro en forma de colecciones consistentes, porque últimamente le ha dado por sacarlas por cachos, como con los Mega Man Legacy Collection (en dos partes) y Mega Man X Legacy Collection (también en dos partes), o sin ir más lejos el antes citado Capcom Beat’em up Bundle, con tan solo siete clásicos del “yo contra el barrio”, dejándose por el camino otros muy demandados como The Punisher o Cadillacs and Dinosaurs, aparte de los otros capítulos de Final Fight.
Salvo sagas puntuales, como en el caso de la reciente colección Street Fighter 30th Anniversary Collection, bastante completa para los fans del versus por excelencia de Capcom, en casi todos los lotes que saca al mercado se suele olvidar de joyas muy sonadas por el camino. Y eso que ahora, por fortuna, sí se ha acordado de Alien vs. Predator y de Darkstalkers, menos mal.
¿Y cuál es el problema? Que de los 16 que incluye, siete ya los habíamos visto por separado o mediante colecciones en consolas y PC, como son los casos de Armored Warriors, Captain Commando, Darkstalkers, Final Fight, Ghouls’n Ghosts, Street Fighter II’ y Super Puzzle Fighter II Turbo.
La parte positiva es que se ha acordado de incluir varias sorpresas, como 1944: The Loop Master (2000), Capcom Sports Club (1997), Eco Fighters (1993), Progear (2001), Mega Man: The Power Battle (1995) y Cyberbots (1995), que, salvo los dos últimos, ninguno había tenido adaptación doméstica, lo que no deja de ser una alegría. Aunque haya otro “pero”.
Y en esta ocasión, con un precio muy inflado
Sí, el gran problema es lo que cuesta Capcom Home Arcade. Sabemos que los sticks arcade no son de por sí baratos y que en este caso nos llevamos dos palancas Sanwa de alta calidad junto con ocho botones OSBF incrustados dentro de un logo gigante de Capcom que querría tener cualquier fan. Otro tema es que esos botones sean casi invisibles, lo que resulta… raro.
Pero es que estamos hablando de 229,99 euros desde la web de Capcom y con tan solo 16 clásicos de recreativas, cuando por ese precio debería superar de forma holgada el medio centenar de juegos, como hizo SEGA con su SEGA Mega Drive Classics en disco. De hecho, la cifra de Capcom es muy inferior a las de las máquinas en versión reducida de Nintendo o la futura de SEGA. Incluso menos que la PlayStation Classic, pese a los palos que se llevó.
Es como si Capcom dejase lo del USB y el soporte para Wi-Fi para que sean los propios usuarios los que puedan engordar su catálogo y que Capcom Home Arcade sea toda una pieza de coleccionista a base de emuladores.
Al fin y al cabo, la propia compañía de Osaka ha tirado del emulador Final Burn Alpha, en medio de toda la polémica. Porque aunque sea de código abierto, no se notificó a todos sus responsables y Capcom va a sacar beneficio con este producto, lo que no ha agradado a la comunidad de dicho emulador, tal y como apuntan desde Kotaku. Lo cuál es comprensible.
Hasta la fecha, además, ninguna de estas máquinas se ha librado del hackeo para expandir su potencial y estamos plenamente convencidos de que Capcom Home Arcade tampoco será la excepción. Pero si al menos contase con un precio más comedido y un catálogo de serie mucho mayor, seguro que buena parte de las quejas directamente ni existirían…
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