En este cuadro de 1782 ya se ve una “nube de hongo”. No hizo falta estallar ninguna bomba nuclear

En este cuadro de 1782 ya se ve una

A veces se minusvalora el impacto que ha tenido la llegada de la cultura audiovisual de masas en la sociedad contemporánea. El cine, la televisión, las imágenes multicopiadas en general tienen una capacidad increíble de asociar imágenes concretas a fenómenos determinados. Uno de los ejemplo más icónicos de una nube con forma de champiñón. Hablar de explosiones con forma de hongo es hablar bombas nucleares, ¿no es cierto?

Y sin embargo, ahí lo podéis ver: es un cuadro del Peñón de Gibraltar en el que aparece un hongo y que está datado 150 años antes de que que explotara la primera bomba nuclear. ¿Cómo es posible?


‘Vue Du Siege De Gibraltar Et Explosion Des Batteries Flottantes’: Aunque no está muy claro quién fue su autor, los especialistas sí coinciden en que fue pintado durante el ‘Sitio de Gibraltar’. Es decir, entre el 24 de abril de 1779 y el 7 de febrero de 1783. Pero como en él se pueden observar las novedosísimas “baterías flotantes” (una serie de embarcaciones enormes que dejaban circular agua por ellas para evitar que los ataques ingleses las hicieran arder), el cuadro debe ser de la parte final del sitio.

Solo una muestra. No obstante, el cuadro es solo una muestra (una muy llamativa, es cierto) de este tipo de explosiones. Aunque en las fotos que tenemos no se aprecia con calidad, los testimonios dejan claro que la enorme explosión de Hallifax, cuando un navío cargado de explosivos camino a la Europa de la Primera Guerra Mundial chocó con un barco de vapor, causó una. Y explosiones como la del volcán Redoubt en 1990 o la terrorífica explosión de Beirut de hace unos años, también.

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Monte Redoubt – R. Clucas

La física de las explosiones enormes. Y es que la clave fundamental a la hora de entender las “nubes de hongos” son el tamaño de las explosiones: cualquier explosión en el suelo que sea lo suficientemente grande produce una nube de este tipo. Esto es así porque el gas caliente (junto con los residuos de armas, escombros, polvo y demás productos de la explosión) gana altura muy rápido hasta que “choca” el aire superior más frío que no solo condensa el vapor de agua sino que se convierte en una techo que impide la ascensión y aplanaba la nube: le da forma de champiñón.

En busca del viajero del tiempo. Hay todo un género de conspiranoias más o menos divertidas que encuentran cosas del presente de imágenes de siglos pasados. Hace unos años, se popularizarón la pintura ‘Die Erwartete’ (Lo esperado) de Ferdinand Georg Waldmüller porque, supuestamente, tenía un móvil en ella. Algunas series han usado esto como argumento (aunque, en el caso de ‘Sherlock’, por ejemplo, era la prueba de una falsificación). Pero es que en el fondo de nuestro corazón todos somos Stephen Hawking esperando que venga a alguien a su fiesta para viajeros del futuro.


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Xataka

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Javier Jiménez

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